jueves, 9 de abril de 2009

LAS CICATRICES DE LUCIA MORETT

Las cicatrices de Lucía Morett
CRONICAS URBANAS
Humbrto Rios Navarrete:
Domingo, 1 Marzo, 2009
Una noche de junio de 2008, frente a una computadora en la ciudad de Managua, cundido su cuerpo de ramalazos, Lucía Andrea Morett leyó el comentario de un cibernauta, que en 2002 había ido al estreno de una obra teatral, Agonía, la balada de Sacco y Vanzetti, condenados a muerte, en la que ella hizo el papel de la hermana del segundo y defendía con firmeza su inocencia.
Tenía poco de haber llegado de Ecuador, donde, en un campamento de las FARC, el 1 de marzo de ese año, había sufrido un bombardeo junto con otras 23 personas. Era de las pocas sobrevivientes. Frescas estaban las 50 heridas de metralla, una de éstas localizada en el glúteo derecho, de diez centímetros de profundidad y tres de diámetro, por lo que sufría agudos dolores, pues también tenía esquirlas alojadas.
Recientes estaban los recuerdos y sus lesiones, que caminaban paralelos a la experiencia teatral y su vida misma, desde los siete años hasta parte de su juventud, y recordó los momentos en que, en la explanada del Centro Cultural del Bosque, participó en talleres impartidos por Bread and Puppet, como parte del Festival Teatro de Calle. Dirigía los cursos el estadunidense Peter Schumann.
Lucía lagrimeaba, producto de las palabras escritas por un espectador de la obra, escenificada en el plantel Casa Libertad, de la UCM, en lo que fue el penal de Santa Marta Acatitla, y corroboraba el sentido de su vena teatral, que esa noche ratificaba en la soledad, sin conocer a “Cornelio”, firmante del comentario —abril 17, 2008, 8:28 p.m.—, quien confesó desconocer la historia de Sacco y Vanzetti, “pero que tenía algo de fascinante”.
Y leyó otro párrafo:
“Hoy sé que una de esas actrices llamada Lucía Andrea Morett vive una circunstancia difícil en virtud de lo vivido en Ecuador como consecuencia de la invasión de Colombia al territorio ajeno al suyo para asesinar… ¿se puede decir de otra manera? a cuatro connacionales y herir física y emocionalmente a una actriz de teatro a la que yo, entre muchos otros, tuve la oportunidad de ver actuar una tarde de 2002.”
Frente al monitor, Lucía deletreaba la reflexión del estudiante de la Universidad de la Ciudad de México, UCM, y el final la estremeció más:
“Pienso en la exigencia que Luisa Vanzetti hacía por la justicia para su hermano, condenado injustamente por un crimen no cometido, y pienso en el extraño paralelismo con la actual circunstancia de Andrea Morett, y creo que es deber de todos el levantar la voz para exigir justicia para los muertos y castigo para los asesinos”.
Y es que Lucía, encarnada en el papel de Luisa, argumenta ante el jurado: “¡Yo no vengo a suplicarle… Bartolomé es mi hermano y más que eso: Bartolomé es un hombre limpio, incapaz de matar a nadie. No lo digo yo, señor gobernador, lo sabe el mundo entero, las miles de personas que reconocen en la pena de muerte de Nicolás y Bartolomé una de las peores injusticias que se hayan cometido!”
***
A Lucía Morett, de 27 años, se le acumulan los recuerdos, ahora en Ciudad Universitaria, sentada en el pasto, muy cerca de su escuela, Filosofía y Letras, donde estudió la licenciatura en Literatura Dramática y Teatro. Ahora se alecciona después de presentar su tesis para estudiar la maestría.
Y enseguida, como si masticara las palabras, rememora su niñez, entre otros pasajes de su vida, y habla del taller de Schumann —con el grupo Pan y marionetas—, quien montó una obra “muy simbolista”, en la que 40 actores se contorsionan y simulan un bombardeo de aviones estadunidenses, que fumigan plantíos de maíz.
Y también habla de la imposibilidad de ejercitarse, pues todavía sufre las secuelas que dejaron las esquirlas, algunas aún sembradas en diferentes partes de su anatomía.
—¿Qué te llamó más la atención de esta obra?
—Es que son estadunidenses los que nos dan ese taller, para crear conciencia de lo que provocan los transgénicos y las invasiones a nuestros territorios. Era muy simbolista. Y como resultado del taller presentamos una obra: todos éramos un avión estadunidense; o sea, casualmente lo que sucede con el ataque a Sucumbíos, en Ecuador. Y en la obra también hablábamos mucho de los daños colaterales en relación a esta famosa guerra preventiva.
—Y esos símbolos aparecen en tu vida…
—Vuelven los diálogos: yo, estando en medio de los bombardeos, recordaba los diálogos que decía, no en este montaje, sino en aquel poema a Latinoamérica, de cuando yo tenía siete años, en un grupo que se llamaba Los hijos de Tlatelolco.
—¿Qué recuerdas de eso?
—Un poema que se llama Breve biografía de un niño vietnamita. Lo recordé todo, letra a letra, entre bombardeo y bombardeo: “Nació un día, en una aldea y bajo un bombardeo, murió el mismo día, en la misma aldea y bajo el mismo bombardeo”. Me recordaba a la actriz de siete años, en el escenario, diciendo ese poema. Para mí tuvo un impacto recordarme y decir: “Cuándo hubiera pensado en esos momentos que iba yo a ser una víctima de estos bombardeos”.
***
Hace un año, el 1 de marzo de 2008, ocurrió la masacre perpetrada por militares colombianos en un campamento de las FARC, ubicado en Ecuador. La única sobreviviente, Lucía Moret, está por presentar su examen profesional para titularse como licenciada en Literatura Dramática y Teatro, y luego entrar a la maestría.
El título de su tesis, Colombia, una revolución para el teatro y un teatro para la revolución, consiste en el estudio de grupos de creación colectiva en ese país, sobre todo dilucidar hacia dónde iban dirigidos, cuál era su temática, por qué tomar una posición por el lado del pueblo y la lucha de clases.
—¿Ha cambiado tu vida?
—Yo siento una pena muy grande por no poder incorporarme a mi trabajo como actriz, no por ahora. Antes de todo esto hacía acrobacia; hoy, por las esquirlas de bombas que todavía tengo en mi cuerpo, no puedo practicar la acrobacia, me cuesta trabajo realizar algunos ejercicios físicos y necesito un trabajo de rehabilitación.
—¿Qué te preocupa?
—Estaba viendo algunas grabaciones de lo que he hecho de teatro, y por supuesto que tengo unas ganas inmensas de volver a esos escenarios. Sé que va a ser difícil. Pero algo que puedo decir en relación al teatro, y a lo que allá ocurrió, es que estando yo en la cama del hospital militar en Quito, estaba pensando en cómo me iba a servir esa experiencia para hacer teatro.
Lucía Morett, no hay duda, es actriz, sobre todo de un teatro de creación colectiva. Le emociona hablar del tema, su tema, e insiste que éste debe tener un enfoque social. Antes de partir a Ecuador dejó pendiente dos obras, una sobre las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez y otra relacionada con el aniversario número 40 de la muerte del Che Guevara.
—¿Es posible hacer ese tipo de teatro en México?
—Nosotros hemos hecho ese teatro de creación colectiva, llevándolo a organizaciones sociales; trabajar con esta gente y promover su participación, donde el público le hace preguntas a los personajes.
—¿Y seguirás haciendo teatro?
—No por ahora.

Publicado en el diario MILENIO

LUCIA Y SU VENA TEATRAL

CRÓNICAS URBANAS
Humberto Ríos Navarrete:
Un día de 2001 Jorge Sandoval, director teatral, recorrió los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM con la idea de localizar a una alumna que tuviera el perfil para interpretar a una estudiante de derecho que, mediante un diálogo con su profesor, explicara el caso de Sacco y Vanzetti, los anarquistas que en 1927 fueron electrocutados en Estados Unidos por un crimen que no cometieron. Planeaba hacer un video introductorio al montaje de la obra de teatro.Cuando Sandoval vio a Andrea Morett, que ya conocía de vista, supo que era la idónea para grabar un resumen antes de comenzar Agonía: la balada de Sacco y Vanzetti. La estudiante del tercer semestre se entusiasmó. El día de la grabación, sin embargo, ella advirtió la presencia de Armando Casas, quien dirigía programas de Tv UNAM, y se puso nerviosa. Pensaba que el video sería más sencillo.Jorge Sandoval había formado en 1986 el grupo Sociedad Anónima con la adaptación de La noche de San Silvestre. Ese mismo año el colectivo fue elegido para estar en el Festival Internacional Cervantino. Él y sus compañeros, no obstante, se han movido en espacios alternativos, incluso en teatro de cabaret. Pero desde hacía tiempo Sandoval traía una obsesión: adaptar la historia de Sacco y Vanzetti.Y llegó el momento.En 2000, ya con el nombre de Luz negra-Teatro fusión, reinició su labor; al año siguiente, por fin, surgió la posibilidad de montar Agonía, y entonces descubrió a Morett. Primero la incluyó en la filmación del video, luego le pidió que participara en la obra, como Luisa, hermana de Bartolomé Vanzetti, pues otra actriz había renunciado al personaje. La novel intérprete aceptó gustosa.Sandoval basó la obra en el libro La pasión de Sacco y Vanzetti, de Howard Fast. Su idea era narrar las últimas 24 horas de ambos personajes e incluir en el elenco a experimentados histriones, como Esteban Escárcega, y a otros que nunca habían actuado. Ese era el reto. Y aquí se inició la historia como actriz de Andrea Morett. Por sus características físicas, comenta Sandoval, Andrea encajaba muy bien. Se trata del diálogo de un profesor de derecho y su alumna en el salón de clases, donde él explica los pormenores del caso Sacco y Vanzetti, y ella, representada por Andrea, cuestiona lo injusto del proceso. El video dura 10 minutos.—¿Y ella qué dijo?—Se emocionó. Pensó que íbamos a filmar con una cámara casera. Por eso se puso lívida cuando llegó el equipo de producción de Tv UNAM. Pasaron cuatro meses de funciones en el centro cultural La Pirámide. En ese periodo se va una actriz y volteamos a ver a Andrea.***Ahora el reto de Andrea era interpretar el personaje del video y el de Luisa, en la obra. “Ella asumió el trabajo a pesar de la poca experiencia”, recuerda Sandoval, “y lo hizo con mucho rigor y disciplina. Ahora me atrevo a pensar que tiene una ventaja sobre nosotros, los viejos del grupo”.—¿Cuál es la ventaja?—Es una actriz en formación. Esa circunstancia da una visión muy estricta y rigurosa. De 2001 a 2002 participa en La Pirámide y algunos escenarios de la Universidad de la Ciudad de México. Nunca deja de asistir a las clases.Y es en La Pirámide, ubicada en San Pedro de Los Pinos, donde se proponen realizar 50 representaciones. Lo hacen de noviembre de 2003 a mayo de 2004. Develó la placa Armando Casas, director del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, el profesor Gonzalo Blanco y el director teatral Gonzalo Blanco.—¿Qué recuerdas de Andrea?—Su responsabilidad. Le molestan cosas como el hecho de que algunos actores salgan a escena después de lo que llamamos en el teatro “un trago ritual”, o que, siendo un grupo independiente en el que todos tenemos que meter las manos para preparar cada función, algunos no participen. Decía que el esfuerzo tiene que ser equitativo.Después de la experiencia en Agonía, Andrea se concentró en terminar la carrera, aunque siguió cerca del grupo y bosquejó su tesis Movimientos teatrales en Latinoamérica. Dos casos: Cuba y Colombia. “Yo decidí no incluirla en el proyecto de teatro-cabaret para no distraerla de sus estudios, porque no sólo me une a ella el trabajo, sino la amistad”, recuerda Jorge Sandoval.El director también invitó a Morett para que lo sustituyera como tallerista en el teatro infantil del Centro Cultural FARO de Oriente. “Los resultados son positivos y a la fecha los ahora adolescentes recuerdan el paso de Andrea por ese lugar”, rememora. Más aún, detalla los cinco años de la universitaria como “una de las voces necesarias” en lecturas de poesía.***Sandoval se propone celebrar las dos décadas del Grupo Teatral Sociedad Anónima con un documental. Ya entrevistó a varios actores y recopiló filmaciones. En una sale precisamente Andrea, en el papel de Luisa, quien encara a un gobernante, interpretado por el propio director teatral:“¡Yo no vengo a suplicarle… Bartolomé es mi hermano, y más que eso: Bartolomé es un hombre limpio, incapaz de matar a nadie. No lo digo yo, señor gobernador, lo sabe el mundo entero, los miles de personas que reconocen en la pena de muerte de Nicolás y Bartolomé una de las peores injusticias que se hayan cometido!”Luego, Sandoval filmó una entrevista con Andrea. Ella se muestra nerviosa e inquieta, gesticula y sonríe. Habla de su gusto por haber empezado en el teatro independiente, sobre todo en la obra sobre Sacco y Vanzetti, los foros y el tipo de público. Critica también la indisciplina de algunos actores y resalta el profesionalismo de otros.
Publicado en el diario MILENIO Marzo 16 de 2008