lunes, 4 de mayo de 2009

BITACORA DE VIAJE 2

Ya se ha mencionado lo que sucedió el 6 de marzo. Como quiera que sea jamás las palabras podrán describir los sentimientos desplegados ese día, desde el instante mismo en que sonó la primera nota de Taller del Sur hasta el final del evento en el que incluso los integrantes del cuerpo de vigilancia de la UNAM que habían asistido para cuidar el orden dentro del Aula Magna agradecian de palabra y con sonrisas el evento,asimismo la solidaridad de los técnicos del lugar que en todo momento colaboraron para llevar a buen puerto la barca que todos los participantes arrojamos al rio esa tarde fué algo digno de mención.
El público, fluctuante a lo largo de la tarde (el acto duró casi cuatro horas) fue poco pero fue inmenso.
Al día siguiente,cuando aparentemente todo ha terminado, entiendes que algo apenas empieza y pasas de la resaca emotiva al desconcierto de no saber que hacer para prolongar eso que en apariencia ha comenzado a convertirse en pasado. Sabes que el pasado tiende a desaparecer con ayuda del olvido y sientes que todo el valor de lo sucedido debe convertirse en futuro para no perderse.
¿Como demonios hacer para que la solidaridad no se convierta en olvido? ¿De que manera desaparecer ese "dolor de la incertidumbre, dolor que no mata pero no permite avanzar"? ¿Como hacer del teatro, del escenario, del diálogo, la via hacia lo eterno?
¿Servirá de algo un taller de teatro para esto?
QUISIERA SABERLO AHORA
(necesito saberlo ahora martes 5 de mayo de 2009 antes de que el silencio lo cubra todo.)